martes, 18 de octubre de 2016

Argumentación, Concepto, Definición y Juicio


ARGUMENTACIÓN
Un argumento es como una cadena de razones (de ideas), mediante las cuales se intenta probar o refutar una tesis, convenciendo a alguien de la verdad o falsedad de la misma. Pero generalmente las personas no argumentamos, pues nos limitamos a presentar una opinión que no está sustentada en razones fuertes que la sostengan; en este caso caemos solamente en el hecho de la suposición, y esta puede conducirnos a cometer errores que, dependiendo de las circunstancias, podrían ser desastrosos. Argumentar significa entonces, exponer claramente las razones en las que se apoya nuestra tesis, o las conclusiones a las que hemos llegado, y de las cuales queremos convencer a alguien. Pero esto implica no solamente presentar verdades, sino presentarlas de manera válida. Cuando elaboramos suposiciones, interpretamos hechos y verdades, pero a veces sin coherencia lógica; es por eso que nuestras conclusiones no suelen tener validez. Por ejemplo: "Dos personas me están mirando, conversan en voz baja y se ríen, al tiempo que siguen mirándome y señalándome con el dedo; yo supongo que están riéndose de mí; pero no he caído en cuenta que detrás de mí hay un personaje que está haciendo las delicias de los transeúntes y que es él quien motiva sus risas". La importancia de la argumentación radica entones en la necesidad de presentar nuestras ideas de una manera coherente, a tal punto que sean suficientes para justificar plenamente, y sin lugar a duda, nuestras conclusiones; así evitamos malos entendidos, enfrentamientos y conflictos.


El fundamento de la argumentación es alcanzar la credibilidad del razonamiento planteado haciéndolo verosímil para el destinatario; pues, de lo que se trata es de que éste acepte el argumento que se le presenta, objetivo que se pretende alcanzar al fundamentar la conclusión en las premisas que la generan; en otras palabras, las premisas dan las razones para sostener la respectiva conclusión.
Partiendo del gráfico anterior, se describen los elementos de la argumentación mencionados en el mismo. El objeto: es el tema sobre el cual se argumenta. 2. Tesis: postura que el argumentador tiene respecto al tema. 3. Argumentos: razones en las que se fundamenta la postura alegada; tales razones deben estar directamente relacionadas con el objeto de la argumentación y con la tesis que defienden
Clases de Argumentos Las clases de argumentos varían de acuerdo al contexto en el cual se fundamenta el tema de la argumentación, así pues, se pueden identificar las siguientes clases de argumentos: 1. Racionales: se basan en ideas y verdades aceptadas por la sociedad. 2. De hecho: se basan en pruebas observables. 3. De ejemplificación: aquellos que se basan en ejemplos concretos. 4. De autoridad: están basados en la opinión de una persona reconocida.
CONCEPTO
Un concepto es la representación mental de un objeto, que expresa lo que él es, pero sin afirmarlo ni negarlo; en otras palabras, el concepto es el pensamiento de la estructura de un objeto o hecho. Cuando se tiene el concepto de algo, se refiere siempre a un objeto que exista en la realidad (casa, rectángulo, belleza) o sea ideal (revolución liberal, ‘mayor que’).
El carácter de verdadero o falso no puede ser aplicado a los conceptos, pues como ya se explicó, su carácter es meramente representativo. Una vez que se tienen significados en la mente y se conoce el vocablo que los designa, se está en capacidad de pasar a construcciones lingüísticas que permitan expresar el pensamiento de una manera más completa. Llegamos así, a la segunda forma conocida como el juicio.
El concepto es la idea producto de un pensar, esto no es un conocimiento
DEFINICIÓN
Es la descripción específica y detallada de un hecho u objeto.  Es el análisis de un concepto. Definir es "delimitar". La definición consiste en delimitar exactamente la comprensión de un concepto para distinguirlo de los demás. En sentido propio y estricto, la definición es real (se refiere a algo, a una cosa) y es esencial (expresa la esencia de esa realidad). Tipos de definición: 1. Definición esencial: Es el tipo perfecto de definición. Consiste en expresar la esencia de una realidad a través de la definición de su especie. Se formula uniendo su género próximo y la diferencia específica. Por ejemplo, la definición esencial de "hombre" sería "animal (género) racional (diferencia específica)". 2. Definición descriptiva: Se acerca a la esencia pero sin alcanzarla. Consiste en la indicación de una o varias propiedades de una cosa. Este tipo de definición es el más utilizado por las ciencias de la naturaleza. 3. Definición causal: Consiste en definir una cosa, no en sí misma, sino por su causa. Como existen diferentes tipos de causa ello implica que podamos distinguir entre definiciones causales materiales, ejemplares, eficientes o finales. 4. Definición nominal: Es la definición que más se aparta del "ideal" de definición ya que no es una definición "real", pues no define una cosa sino el sentido de una palabra. Las definiciones nominales utilizan distintos procedimientos: aplicar la etimología, utilizar otra palabra más conocida o de uso más común, realizar consideraciones que aclaren el significado del nombre...
Zoon politikón (del griego ζῷον, zỗion, «animal» y πoλιτικόν, politikón, «político (de la polis)», «cívico») es un concepto creado por Aristóteles, cuyo significado literal de la expresión es «animal político» o «animal cívico» y hace referencia al ser humano, el cual a diferencia de los animales posee la capacidad de relacionarse políticamente, es decir, crear sociedades y organizar la vida en ciudades (ciudad se dice «polis» en griego).1 Cuando Aristóteles definía al hombre como zoon politikón, hacía referencia a sus dimensiones social y política. El hombre y el animal por naturaleza son sociales, pero solo el hombre es político, siempre y cuando viva en comunidad. Por tanto, la dimensión social ayuda a constituir la base de la educación y la dimensión política contribuye a la extensión de esa educación.
JUICIOS
El juicio es un pensamiento mediante el cual se afirma o se niega un enunciado. En esta operación mental, la persona se expresa respecto a algo, ya sea afirmándolo o negándolo. Un rasgo fundamental de un juicio es que éste puede ser verdadero o falso; es decir, posee un determinado valor de verdad o falsedad. Existen tres elementos en un juicio: un sujeto (S); un predicado (P), que es lo que se afirma o niega del sujeto; y la cópula, aquello que une sujeto y predicados para afirmar o negar la existencia del predicado respecto al sujeto. Por ejemplo: Simón Bolívar fue el libertador de nuestro país, Tanzania no es un país sudamericano. ¿Puedes reconocer en estas oraciones el sujeto, el predicado y la cópula? Pero hay que aclarar que los elementos del juicio no se encuentran aislados, sino que constituyen una unidad de pensamiento con tres elementos: uno, que cumple la función de establecer la relación; y dos elementos más que son relacionados por aquél. Estos tres elementos se denominan conceptos; por lo tanto, un juicio es una relación entre conceptos.
El juicio es la segunda forma del pensamiento y se nutre del concepto para ser expresado; es el resultado de la unión o relación de conceptos por medio del verbo o cópula. El juicio puede ser valorado como verdadero o falso pues su carácter, a diferencia del concepto, es declarativo del pensamiento en un contexto determinado. Ejemplo III.2. El Juicio. • El libro de Lógica es anaranjado. • Los Tribunales Penales están en el centro de la ciudad. • El juicio terminó ayer.
Clases de juicios Los juicios se clasifican según su cualidad en: • Afirmativos: cuando se atribuye un predicado a un sujeto; por ejemplo: la proteína es necesaria para la nutrición. • Negativos: cuando afirman que un predicado no le conviene a un sujeto; por ejemplo: el petróleo no es un recurso renovable. Desde lo cuantitativo, los juicios se clasifican en: • Universales: por ejemplo: todos los vegetales hacen la fotosíntesis. • Particulares: por ejemplo: algunos países son más desarrollados que otros. • Singulares: por ejemplo. Rumiñahui es el símbolo de la resistencia indígena en la Conquista. La lógica formal estudia la estructura de los juicios con independencia de su contenido y permite analizar las reglas de su formulación.

martes, 4 de octubre de 2016

Filosofía y Ciencia.


Sistematicidad: Es sistemático y totalizador y pretendidamente axiomático porque el filósofo parte de axiomas pero trata de destruir esas verdades. Es un pensamiento reflexivo y cuestionador.

Metodicidad: Porque hay libertad de métodos ya que cada filosofo construye su propio método.

Objetividad: La objetividad es la cualidad de lo objetivo, de tal forma que es perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir (o de las condiciones de observación) que pueda tener cualquier sujeto que lo observe o considere. Por la definición antes dicha, la objetividad es un desideratum en cuanto es tratada siempre por sujetos, sin embargo existen claros criterios que hacen en mayor grado objetivo o no el discurso sobre algo o alguien. La objetividad de la filosofía procede de la forma sui generis del preguntar por la realidad en la actividad interrogante del sujeto que filosofa. Pues éste se propone saber la realidad última y decisiva, sin posible intermediación, de modo que aspira a un saber ontológico de la realidad. Mientras que la objetividad de la ciencia procede del objeto mismo, o sea de la realidad a cuya indagación se le ha aplicado previamente la ortopedia del método (a veces muy complicado) que permite llegar a cierta realidad del objeto, que, por eso mismo es, un saber epistemológico de la realidad.

Demostrabilidad: Debe someterse a pruebas para ser demostrable.

martes, 27 de septiembre de 2016

¿Qué es el método socrático?



El método socrático es uno de los enfoques educativos más antiguos. Persigue la enseñanza junto al desarrollo del pensamiento crítico. Su principal característica es la eliminación de pretensiones de certeza con el objetivo de animar a una comprensión más profunda de un tema en particular. Básicamente, hay que cuestionarlo todo sin dejar ninguna situación por investigar.

El método socrático debe su nombre a Sócrates, un filósofo de la Antigua Grecia que nació en Atenas en el año 470 a. C.. Una de las características más conocidas de la personalidad de Sócrates era la implicación de los demás en conversaciones que intentaban definir ideas generales complejas, como puede ser la idea de belleza, justicia, o amistad, a través de la discusión de sus ambigüedades y complejidades. Durante sus conversaciones filosóficas, Sócrates ponía en duda prácticamente cualquier enfoque sobre el tema tratado, aún cuándo tuviera relativamente un gran conocimiento sobre él. Este cambio de rol se conoce como ironía socrática y es clave en el ejercicio del método.

¿Qué es la actitud filosófica?


La actitud filosófica es la disposición humana superior de aceptación o valoración del conocimiento. Parte de la propensión natural del hombre por conocer la realidad, con una particularidad analítica, crítica, problematizadora, buscando el fundamento de los objetos, los hechos y las circunstancias que le rodean, y asumiendo una posición totalizadora.

El surgimiento de la actitud filosófica o las causas del filosofar, históricamente, tiene múltiples interpretaciones, entre ellas:

- “La pasión por la admiración es propio del filósofo” (Platón, Obra “Teeteto”)


- “La duda metódica es la condición de todo verdadero filosofar y la vía de la “certeza” ( Renato Descartes, Obra “Discurso del Método”)

- “Las situaciones límite hace que se tome el más profundo pensar” ( Karl Jaspers, Obra “Introducción a la Filosofía”).

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Filosofar


¿Qué es filosofar? Una actividad específica de la Filosofía es el pensar, y este término se perfila con otro verbo: “conocer”. El conocer es un principio propio de la ciencia y consiste en la aprehensión intelectual del objeto. El pensar, por el contrario, implica permanecer en las meditaciones, implica la atención al proceso. El filosofar, en este sentido, no tiene objeto, cuando se propone alguno, pensar en torno a él es la llamada reflexión. El pensar interfiere en esa actividad, introduce una cuña, contempla lo que hacen los demás y cómo lo hacen. La labor filosófica no tiene nada propio en que aplicarse. Por eso el pensar no se confunde tampoco con el obrar, si por ello entendemos la transformación de lo real material. El filósofo no transforma nada, excepto sus propios pensamientos. En una sociedad en la que todo el mundo cree intervenir en la realidad: políticos, científicos, periodistas, etc., incluso en una dimensión fundamental de la realidad, el filosofar no interviene en la realidad. El filosofar es contemplativo de la misma manera que la ciencia es neutral. Los filósofos se limitan a interpretar la realidad. 

Filosofar es una actividad sin supuestos. La mirada religiosa mira el mundo porque en él cree ver a Dios o la manifestación de cualquier otro poder distinto del humano. La mirada científica está mucho más hipotecada todavía que la religiosa, porque añade, a lo supuestos necesarios acerca de un objeto, los referidos a sus instrumentos. Frente a estas miradas, se halla la del filósofo, que sólo dispone de un ojo: el de la razón y la facultad de ver: pensar. El asombro es el origen de la Filosofía, la reacción más limpia de prejucios frente a algo radicalmente nuevo y desconocido. El filosofar toma esta reacción como punto de partida para proceder, porque pensar no sólo es registrar y el filósofo no se conforma con enterarse, desea entender. Y entender es rebajar el asombro sin que se altere nuestra capacidad de ver. Hubo un tiempo en que la actividad filosófica y la científica fueron juntas de la mano, compartían el mismo propósito. Pero la ciencia fue devorada por sus propias respuestas, en el instante en que decide cauterizar el asombro se convierte en una máquina de fagocitar realidad. Sin embargo, a la filosofía no le importa que las cosas se le resistan, no le importa permanecer siempre en un asombro que se renueva perpetuamente. La filosofía quiere descubrir cuál es el mecanismo que rige la realidad, la llave que abre la inteligencia del mundo, pero no se desespera por no hallarla. Esto sólo demuestra que lo que da que pensar excede con mucho lo que somos capaces de pensar.

Asombro, Duda y Situaciones Límite

:: El asombro :: Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos nos "hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste". Este espectáculo nos ha "dado el impulso de investigas el universo. De aquí brotó para nosotros la filosofía, el mayor de los bienes deparados por los dioses a la raza de los mortales". Y Aristóteles.: "Pues la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar: empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poco a poco y se preguntaron por las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el origen del universo." El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de no saber. Busco el saber, pero el sabes mismo, no "para satisfacer ninguna necesidad común". El filosofar es como un despertar de la vinculación a las necesidades de la vida. Este despertar tiene lugar mirando desinteresadamente a las cosas, al cielo y al mundo preguntando qué sea todo ello y de dónde todo ello venga, preguntas cuya respuesta no serviría para nada útil, sino que resulta satisfactoria por sí sola.

:: La duda :: Una vez que he satisfecha mi asombro y admiración con el conocimiento de lo que existe, pronto se anuncia la duda. A buen seguro que se acumulan los conocimientos, pero ante el examen crítico no hay nada cierto. Las percepciones sensibles están condicionadas por nuestros órganos sensoriales y son engañosas o en todo caso no concordantes con lo que existe fuera de mí independientemente de que sea percibido o en sí. Nuestras formas mentales son las de nuestro humano intelecto. Se enredan en contradicciones insolubles. Por todas partes se alzan unas afirmaciones frente a otras. Filosofando me apodero de la duda, intento hacerla radical, mas, o bien gozándome en la negación mediante ella, que ya no respeta nada, pero que por su parte tampoco logra dar un paso más, o bien preguntándome dónde estará la certeza que escape a toda duda y resista ante toda crítica honrada. La famosa frase de Descartes "pienso, luego existo" era para él indubitablemente cierta cuando dudaba de todo lo demás, pues ni siquiera el perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que quizá ni percibo, puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar. La duda se vuelve como duda metódica la fuente del examen crítico de todo conocimiento. De aquí que sin una duda radical, ningún verdadero filosofar. Pero lo decisivo es cómo y dónde se conquista a través de la duda misma el terreno de la certeza. Entregado al conocimiento de los objetos del mundo, practicando la duda como la vía de la certeza, vivo entre y para las cosas, sin pensar en, mí, en mis fines, mi dicha, mi salvación. Más bien estoy olvidado de mí y satisfecho de alcanzar semejantes conocimientos.



:: Las situaciones limites :: A las situaciones límites reaccionamos, cuando nos damos cuenta realmente de ellas, con la desesperación y con la reconstitución: Llegamos a ser nosotros mismos en una transformación de la conciencia de nuestro ser. Pongámonos en claro nuestra humana situación de otro modo, como la desconfianza que merece todo ser mundanal. Nuestra ingenuidad toma el mundo por el ser pura y simplemente. Mientras somos felices, estamos jubilosos de nuestra fuerza, tenemos una confianza irreflexiva, no sabemos de otras cosas que las de nuestra inmediata circunstancia. En el dolor, en la flaqueza, en la impotencia nos desesperamos. Y una vez que hemos salido del trance y seguimos viviendo, nos dejamos deslizar de nuevo, olvidados de nosotros mismos, por la pendiente de la vida feliz. Pero el hombre se vuelve prudente con semejantes experiencias. Las amenazas le empujan a asegurarse. La dominación de la naturaleza y la sociedad humana deben garantizar la existencia. El hombre se apodera de la naturaleza para ponerla a su servicio, la ciencia y la técnica se encargan de hacerla digna de confianza. Con todo, en plena dominación de la naturaleza subsiste lo incalculable y con ello la perpetua amenaza, y a la postre el fracaso en conjunto: no hay manera de acabar con el peso y la fatiga del trabajo, la vejez, la enfermedad y la muerte. Cuanto hay digno de confianza en la naturaleza dominada se limita a ser una parcela dentro del marco del todo indigno de ella. Y el hombre se congrega en sociedad para poner límites y al cabo eliminar la lucha sin fin de todos contra todos; en la ayuda mutua quiere lograr la seguridad. En las situaciones límites, o bien hace su aparición la nada, o bien se hace sensible lo que realmente existe a pesar y por encima de todo evanescente ser mundanal. Hasta la desesperación se convierte por obra de su efectividad, de su ser posible en el mundo, en índice que señala más allá de éste. :Reflexión: Dicho de otra manera: el hombre busca la salvación. Ésta se la brindan las grandes religiones universales de la salvación. La nota distintiva de éstas es el dar una garantía objetiva de la verdad y realidad de la salvación. El camino de ella conduce al acto de la conversión del individuo. Esto no puede darlo la filosofía. Y sin embargo, es todo filosofar un superar el mundo, algo análogo a la salvación. 48 Segundos de situaciones limites.

La filosofía como pregunta radical

Se dice que la filosofía es un saber radical – llamado también saber trascendente, meta-empírico o metafísico- precisamente porque trata de ir más allá de lo observable, del campo de la realidad natural y social o de la experiencia, para llegar no solo a la existencia sino también a la esencia de las cosas, de los objetos (reales e ideales), del hombre (como ser espiritual y no sólo biológico y social), del mundo terrenal (pero también celestial). Por eso se dice con sobradas razones y con mucho espíritu de justicia que “la filosofía comienza allí donde la ciencia termina”. 

El filósofo, en su permanente afán por conocer la esencia de las cosas o de todo cuanto hay en el universo, se ve obligado a plantearse preguntas y respuestas radicales. Al respecto, Juan Carlos González García, refiere en su “Diccionario de Filosofía” que “Una pregunta radical es aquella cuya respuesta sabemos que nunca nos va a satisfacer. Cuando nos preguntamos por qué existe algo en vez de nada, qué es el bien o qué es la felicidad, sabemos que no vamos a encontrar una respuesta que nos llene por completo” Y agrega: “A pesar de saber que nuestra pregunta no va a obtener una respuesta perfecta, la seguimos formulando como si nos viniera impuesta por algo más fuerte que nuestra voluntad. 

Podemos decir que una pregunta radical es aquella que necesitamos plantearnos de forma insoslayable. Una pregunta radical es aquella que aspira a una respuesta radical, a un conocimiento esencial de la realidad. Nuestro deseo de saber nos lleva a conocer lo real, lo verdadero, aquello que está más allá de las apariencias. Deseamos saber todo, cómo son ciertas cosas y por qué son así. Necesitamos explicaciones globales que reúnan de forma sistemática todas las explicaciones parciales. Esto nos conduce a pensar sobre el mismo pensar, a reflexionar sobre nuestra forma de reflexionar. La filosofía busca el fundamento de nuestro conocimiento, del uso de la razón. Es un saber sobre el saber”.